domingo, noviembre 7

MIGUEL HERNÁNDEZ. PASTOR DE SUEÑOS

Para todos los maestros y maestras del Centro, recordad que en la sala de profesores hay dos ejemplares sobre Miguel Hernández: Mi primer libro sobre Miguel Hernández y Pastor de sueños. El primero va dirigido a Infantil y el segundo a Primaria. Aunque os recomiendo  mirad los dos porque son extraordinariamente bonitos.
    Os cuelgo un poquito de información si queréis trabajad el libro PASTOR DE SUEÑOS.


Introducción
Quizás sea Miguel Hernández el único poeta español de origen genuinamente popular. Un muchacho noblote y generoso, según palabras de Pedro Salinas, que fue considerado el hermano menor de la generación del 27 y que murió tuberculoso y apaleado. Se cumplen ahora cien años del nacimiento del poeta pastor y José
Luis Ferris ha contribuido al centenario con una edición revisada y actualizada de la celebrada biografía Miguel Hernández: pasión, cárcel y muerte de un poeta, y con este libro infantil lleno de poesía y melancolía que nos retrata a un niño maravillosamente dotado que contemplaba con profundo lirismo su entorno, y
cuya curiosidad le llevó a leer todo cuanto caía en sus manos. El pequeño Miguel se crió en los campos de Orihuela pastoreando el ganado de su padre y acudiendo a la escuela siempre que sus obligaciones se lo
permitían. Sus inquietudes literarias crecieron con él, y siendo muy joven fundó junto a un grupo de amigos la revista El Gallo Crisis que le permitió publicar sus primeros poemas costumbristas y rurales. Muy pronto viajaría a Madrid donde, a pesar de sus complejos —él mismo se declara inculto y tosco— se rodea de
un exquisito círculo de amigos: Alberti, Aleixandre, Lorca, María Zambrano, y Neruda, entre otros.
Sus ideales y su sentido de la justicia hacen que en los convulsos años de la guerra civil se aliste en el ejército republicano y, así, el poeta-pastor se convertirá en poeta-soldado y su obra se hará cada vez más comprometida. De todos es sabido el trágico final del escritor y su dramático periplo de prisión en prisión, pero jamás dejó de escribir. Hasta que la enfermedad o venció sus versos no cesaron, y a pesar de su prematura muerte, se convirtió en el gran poeta de la vida. Tal y como afirma Ferris «su poesía era tan verdadera que, cien años después de que el poeta viniera al mundo, aún atrae a los lectores
de cualquier edad, de cualquier color, de cualquier familia y de cualquier país».

Autor e ilustrador
José Luis Ferris nació en Alicante en 1960, y se licenció en Filología Hispánica en la Universidad de Salamanca. Publicó su primer libro de poemas en 1985, tras obtener en 1984 el accésit del Premio Adonais de Poesía. Como novelista, en 1999 ganó el Premio Azorín, y en 2009, el Premio Ciudad de Málaga. También es autor de varios relatos infantiles (en Anaya ha publicado La isla de Tododelrevés y Las
palabras del agua) y de numerosos artículos de creación y crítica literaria, colaborando como columnista en el diario El País de 1999 a 2006. Actualmente reside en su ciudad natal, donde se dedica a la creación
literaria y a la docencia universitaria. Está considerado como uno de los más importantes especialistas en Miguel Hernández de nuestro país. Publicó en 2002 la biografía Miguel Hernández. Pasiones, carcel y muerte de un poeta, obra con la que obtuvo el Premio de la Crítica (Ensayo) de la Comunidad Valenciana 2003 (que se reeditará ampliada y revisada en 2010), y también la edición crítica de Antología poética de
Miguel Hernández (2000).

Argumento
«Los poetas no son tristes. Nunca lo fueron. Tampoco lo son las mariposas que llenan el aire de colores». Con estas palabras arranca el relato, y es que, a pesar de la tristeza que se asocia a la figura de Miguel Hernández, en estas páginas se nos narran los días soleados de su infancia: sus primeros años en Orihuela. Años de risa, naturaleza, y curiosidad —toneladas de curiosidad—, en los que compartirá poemas  y
juegos con sus amigos, sobre todo con su inseparable Ramón Sijé, brillante e ingenioso, al que le unirá un lazo que solo la muerte pudo romper. Ambos leían y escribían incansablemente mientras soñaban en convertirse en grandes autores.Pero no fue el espíritu lírico lo único que se manifestó de forma temprana en la personalidad de Miguel, también su capacidad de compasión y su amor por la libertad («aquella escuela le encantaba porque no tenía paredes, ni techo ni ventanas. Era un patio al aire libre»). El autor nos cuenta
cómo el pequeño poeta contemplaba conmovido la larga hilera de hambrientos busca de sobras que se formaba en la puerta trasera del comedor del colegio de Santo Domingo. Y cómo soñaba que llevaba
a todos aquellos infortunados a lomos de un caballo alado hacia la gran ciudad donde se cumplen los deseos. Ya se adivina en él al idealista valeroso que arriesgará su vida por una causa y que, con sus versos,
pondrá voz a los pobres y a los olvidados. También se nos narra la incomprensión de un padre que nunca llegó a entender las excentricidades de su hijo: «No lo pienso repetir, Miguel. De padres cabreros, hijos
cabreros». Pero él, además de cabrero, era poeta y siguió alimentándose de sueños y manteca sin perder su risa ancha y prodigiosa.

Estructura interna
El relato está articulado en cuatro capítulos: «El niño cabrero», «El caballo oscuro», «Mi voz en un espejo», y «Miguel y el ruiseñor». El primero y el tercero son biográficos y nos presentan la personalidad del poeta niño, sus juegos, su educación, y sus inquietudes. El segundo y el cuarto son marcadamente oníricos y nos narran sueños premonitorios en los que aparecen su futura esposa Josefina, sus viajes a Madrid, y las gruesas rejas de una prisión. De esta manera, aunque el protagonista sea el niño, se nos cuenta también la historia del hombre.

Sobre este texto
¿Es posible conseguir que los niños y niñas de entre ocho y doce años se sientan atraídos por la figura de un poeta que vivió en la primera mitad del siglo pasado? Gracias a su sensibilidad y a su profundo conocimiento de la figura de Miguel Hernández, José Luis Ferris lo logra. Miguel niño posee en esencia todas las cualidades del poeta adulto y el autor, narrando su infancia, narra su vida entera.
  Hoy día pocos niños tienen como primera escuela los campos, los ríos, los animales y los montes, y Ferris presenta todo ese entorno rural y auténtico de forma tan atractiva y entrañable que, sin duda, despertará la curiosidad de los pequeños lectores hacia el personaje y hacia su forma de percibir el mundo (de escuchar
la carcajada del río, la voz del viento, de mirar a la luna). El texto no solo funciona a nivel informativo o didáctico, sino que además consigue que se impliquen todos los sentidos, y que, de ese modo, los alumnos se empapen de un ambiente de lirismo y belleza donde crines de los caballos desprenden vapor
de estrellas y donde el niño poeta ordeña sueños y oye reír a las granadas. Porque, como dice el autor, «la poesía, sobre todo, brota del alma». Una lección que nadie puede enseñar. Y ese es el gran acierto del texto: que no solo habla sobre poesía, sino que además, es poesía.

Los poemas
Aunque de manera explícita solo aparecen fragmentos de En cuclillas ordeño (En cuclillas ordeño / una cabrita y un sueño), y de Un gesto del alba (¡Oh, qué carcajadas / tan disparatadas / las de las granadas!), la obra de Miguel Hernández se cuela de manera casi subliminal. Así en la página 38 se hace referencia a la Elegía: «—Si te vas al cielo antes que yo —comentaba el poeta— te escribiré un poema que te recuerde siempre. —Eso es una “elegía”, Miguel —contestaba Ramón con cara de sabelotodo». Y en la página 22 a Perito en lunas: «—Si sabes tantas cosas de la luna —decía Carlitos Fenoll, otro amigo de Miguel—, si tanto sabes de ella, de mayor serás ingeniero en lunas, o perito en astros, o algo así». Una vez más al autor le bastan unas mínimas pinceladas para abarcar todo el universo del poeta.

Temas
La naturaleza
La naturaleza es para Miguel niño «el libro más divertido y fascinante de cuantos podía imaginar», y es su manera de percibirla lo que le convierte en un ser especial. Los olores, los sabores, las imágenes, las texturas y los sonidos son su inspiración. El pequeño poeta cabrero habla con la luna, con los pájaros, escucha la música del campo, y contempla el espectáculo de las estaciones. La compasión El protagonista observa a los mendigos que esperan cada día las sobras del colegio y aunque aún parece demasiado pequeño para comprender, empezará a forjarse en él un espíritu solidario y compasivo y un profundo deseo de escribir versos para todos: «para los niños y niñas sin escuela, para los hombres sin pan, para los campesinos
pobres, y los mendigos tristes del mundo…». La amistad La amistad aparece como pilar fundamental de una infancia feliz. «Si de algo presumía el pequeño poeta era de amigos. Por un lado estaban los compañeros de la escuela y, por otro, los de la calle». Pero en algunos casos, un amigo se transforma en algo más que un compañero de juegos: ocurre a veces que la identificación es tan grande, la afinidad tan mágica que se
comparten sueños y códigos y el amigo se convierte en hermano del alma. La amistad de Miguel con Ramón Sijé es un ejemplo, el cariño tan profundo que sentía el poeta por su cómplice de infancia quedó grabado en la inmortal Elegía.

La libertad
«Y dicho esto, hinchó los pulmones y gritó con todas sus fuerzas una palabra que lanzó a las montañas. Solo unos segundos después, el eco, por tres veces la devolvía con resonancias nuevas: —¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!». Una vez más, se adivina en Miguel niño una cualidad que haría grande al Miguel adulto: su amor
por la libertad. Tan importante fue para él la libertad que llegó al compromiso más absoluto y la defendió no solo con la pluma, sino también con las armas.

El placer de aprender
Miguel llora porque su padre no le deja ir a la escuela: «—Pero, padre —se lamentaba el pequeño poeta—, nada me gusta más que leer y estudiar». Su curiosidad era infinita, y cada libro, cada lección fueron
para él un regalo. El respeto a los mayores Pese a la incomprensión de su padre, que lo considera un muchacho soñador y algo loco, Miguel siempre muestra gran respeto hacia su progenitor, nunca lo cuestiona
ni lo juzga. Además, tiene Miguel niño una especial relación con sus maestros, que enseguida ven, en ese alumno de grandes ojos y aguda intuición, a un ser especialmente dotado.


Los sueños
«Tan solo era un niño, pero ya tenía sueños de hombre grande». Un enorme caballo alado será el protagonista de los sueños infantiles del poeta cabrero. En su lomo viajará hacia sus deseos y huirá de una cárcel presentida ya por el niño feliz. Los sueños son presentados como vehículos para la libertad y
como fuente de creatividad.

Personajes
Miguel
El jovencísimo protagonista aparece descrito como un niño risueño, lleno de vitalidad y optimismo que se pasa el día soñando despierto, que ama cada brizna de hierba, que conversa con la luna, y en el que se adivinan ya las inquietudes e ideales de un rebelde. Su curiosidad y su enorme retentiva le convertirán en
alumno aventajado y harán posible que, al tener que abandonar los estudios, se convierta en un asombroso ejemplo de autodidactismo.

Ramón Sijé
Aunque se menciona a varios compañeros de la infancia del poeta, cabe destacar la figura de Ramón Sijé, el amigo por excelencia. Su auténtico nombre era José Marín, pero su ingenio era tal que firmaba sus redacciones y trabajos escolares con este seudónimo creado con las letras de su nombre cambiadas de lugar. Algo más joven que Miguel, era casi superdotado y muy ocurrente. Compartía con el protagonista
el amor por los libros y el sueño de convertirse en escritor.

Don Miguel
En el relato se hace referencia a toda la familia Hernández pero el personaje del padre tiene especial relevancia en la historia. Era un hombre severo y terrenal que no comprendía a ese hijo especial que todo lo preguntaba y que se empeñaba en ir a la escuela. Representa al prototipo del hombre de campo trabajador y taciturno completamente ajeno a las inquietudes de una personalidad artística.

Josefina
Aunque no aparecerá en la vida de Miguel Hernández hasta varios años después, en el relato se nos presenta a la futura esposa del poeta, la costurera Josefina. El pequeño intuye en sus sueños que tendrá
una compañera fiel con la que compartirá los momentos más dolorosos. Josefina Manresa será la mujer más importante en la vida del poeta, la madre de sus hijos y la fuente de inspiración en su madurez artística.